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10
Ago

Muerte Encefálica o Muerte Cerebral

Es interesante conocer la evolución del diagnóstico de Muerte a lo largo de la historia.

En tiempos muy alejados, cuando no había otros elementos de juicio, la muerte se diagnosticaba por la putrefacción. Y cuando el cadáver comenzaba a oler a podrido era cuando se procedía a su enterramiento.

Más adelante, el diagnóstico se basó en la respiración. Se utilizaba un espejo que se ponía delante de la nariz y la boca, y si no se empañaba se consideraba que el sujeto no respiraba y, por tanto, que estaba muerto.

Posteriormente se relacionó con el pulso. La ausencia de pulso indicaba que no había latido cardiaco y, por tanto, no había vida.

René Laënnec desarrolló el estetoscopio, que fue el instrumento con el que se pudieron escuchar los ruidos respiratorios y el latido cardiaco. A partir de Laënnec se consideraba muerto al sujeto que no tenía movimientos respiratorios. Ni latidos cardiacos, ni pulso. Y  había perdido la consciencia.

En el momento actual la muerte se considera el momento a partir del cual cesan las funciones cerebrales de forma permanente e irreversible. Pero ésto hay que demostrarlo de forma minuciosa.

Diagnóstico de Muerte Cerebral

De forma sencilla, se diagnostica la Muerte Cerebral cuando se dan las siguientes condiciones:

Una persona no responde a ningún estímulo externo.

La persona está inconsciente.

La respiración y la función cardiaca sólo pueden mantenerse con aparatos externos.

Cuando hay una evidencia seria de que el cerebro tiene un daño permanente que no puede ser curado.

Pruebas complementarias que se pueden realizar para tratar de evitar cualquier error en el diagnóstico de Muerte Cerebral:

Coloca una linterna encendida ante los ojos para ver si reaccionan las pupilas a la luz.

Se toca la cornea, que es una zona muy sensible, con un algodón o similar para comprobar si el ojo reacciona.

Se aplica presión a la frente y se aprieta la  nariz para ver si hay respuesta.

InyectaR con una jeringa, agua fría en los conductos auditivos externos. La respuesta tendría que ser un movimiento de los ojos.

Se coloca un tubo delgado en la tráquea para comprobar si se producen nauseas o tos.

Se le retira el respirador por un periodo corto para comprobar si hace algún intento de respirar.

No hay latido cardiaco ni señales de vida en el electrocardiograma.

El electroencefalograma es completamente plano.

Si una persona no responde a ninguna de estas pruebas, se puede hacer el diagnóstico de Muerte Cerebral.

Hay que tener en cuenta que de forma ocasional, tras la muerte de una persona, se pueden llegar a mover las extremidades o el tronco. Se trata de reflejos medulares tardíos que No excluyen el diagnóstico de Muerte Cerebral.

Cada país tiene su legislación al respecto. Pero, sobre todo desde que comienza la era de los trasplantes, se han intensificado las pruebas que tienen que demostrar la Muerte Cerebral  de la persona donante.

Los criterios para determinar la Muerte Encefálica, por motivos éticos y legales, son muy estrictos, tanto desde el punto de vista médico como desde el punto de vista legal.

 

El Tema: Muerte Encefália, Muerte Cerebral, ha sido revisado, elaborado y resumido por la Dra. María Julia Romero Martín, Especialista en Neurología y Medicina Interna, para publicar en: www.tumedicoaltelefono.es

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